Las extrañas tradiciones británicas
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Los británicos son gente, cuanto menos, diferente. Sólo ellos conducen por la izquierda en Europa, toman té cuando el resto del mundo prefiere café y un buen día tuvieron la ocurrencia de pintar las cabinas telefónicas y los autobuses de dos pisos de color rojo chillón.
Nada de esto nos sorprende a estas alturas, ya que, quien más quien menos, está familiarizado con estos iconos de la cultura británica. Pero más allá de los rasgos identificativos clásicos, el Reino Unido alberga un buen número de tradiciones entre extrañas y divertidas, que acentúan aún más la particularidad del carácter de sus habitantes.
Buena muestra de ello es el conocido Festival del queso rodante, que tiene lugar en Gloucestershire. En este evento, celebrado varias veces al año, cientos de personas se lanzan a la captura de un queso que rueda por una colina de gran inclinación. ¿El resultado? Un solo ganador, pero infinidad de lesionados con esguinces y fracturas, lo que no evita que en cada nueva celebración vuelva a haber una asistencia multitudinaria.
Es de suponer que la vida en el ámbito rural no debe ser muy excitante, y en otras villas de la campiña británica han buscado diferentes formas de combatir el aburrimiento.
Los habitantes de la pequeña localidad de Egremont encontraron un modo divertido y barato de entretenerse, poniendo caras raras y haciendo muecas imposibles. Y lo que en un principio podía parecer una excentricidad puntual, terminó por convertirse en todo un acontecimiento, hasta el punto de que allí tiene lugar un campeonato del mundo centrado en esta especialidad. Cuanto más fea, extraña e impactante sea la mueca del concursante, mayores son sus opciones de alzarse vencedor.
Ya puestos a mencionar campeonatos absurdos y extraños, ¿Qué tal el campeonato de comer ortigas que tiene lugar en Marshwood? Uno podría pensar que esta poco recomendable actividad es tan solo una excentricidad limitada a algunos habitantes de esta pequeña población, pero lo cierto es que hay personas que se desplazan desde diversas partes del mundo para tomar parte en esta competición, que ya lleva celebrándose más de 30 años.
Que existen tradiciones curiosas en otras partes del mundo es más que seguro. Pero si comer ortigas, lanzarse colina abajo y partirse el tobillo a la captura de un queso, u organizar un concurso de feos no fueran una buena muestra de que lo extraño abunda en el reino Unido, todavía quedan muchas otras actividades que pueden confirmar la singularidad de los británicos: desde pesar al alcalde y tirarle fruta podrida si ha engordado desde la última vez -por hacerlo a costa del contribuyente- hasta hacer carreras con la esposa a cuestas.
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Publicado: 5/2016. Autor: Pete. Actualizado: 5/2016.