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Dies Irae - Poemas en Latín

Dies Irae, o Día de la Ira, es un poema latín.

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla!

Quantus tremor est futurus,
quando judex est venturus,
cuncta stricte discussurus!

Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.

Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
judicanti responsura.

Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus judicetur.

Judex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nil inultum remanebit.

Quid sum miser tunc dicturus?
Quem patronum rogaturus,
cum vix justus sit securus?

Rex tremendæ majestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.

Recordare, Jesu pie,
quod sum causa tuæ viæ ;
ne me perdas illa die.

Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.

Juste Judex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.

Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.

Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.
Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.

Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.
Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.

Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
judicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.

Pie Jesu Domine,
dona eis requiem. Amen.

Día de la ira, día aquello,
Disolverá los siglos en cenizas,
Así lo profetizaron David y Sibila!
Cué tanto terror habrá en el futuro,
Cuando el juez esté por venir,
A juzgar todo con severidad!

La trompeta derramará su sonido
Por los sepulcros de los reinos,
reuniendo a los hombres ante el Trono.

La Muerte y la Naturaleza se asombrarán,
Cuando resurja la criatura
Para responder ante el juez.

Surgirá el libro escrito,
Aquel que todo lo contiene,
Y que juzgará al mundo.
Luego, cuando el Juez se siente,
Lo oculto será revelado,
Y nada quedará sin castigo.

¿Qué diré entonces, pobre de mí?
¿A qué santo le rogaré,
Cuando ni las personas justas estén seguras?
Rey de tremenda majestad,
Que al salvar, lo haces con desinterés,
Sálvame, fuente de piedad.

Recuerda, piadoso Jesús,
Que yo soy la causa de tu calvario,
No me pierdas en hoy.
Buscándome, agotado os sentaste,
Tu sufrimiento en la cruz me redimió,
Que no sea en vano aquella labor.

Vocifero, como un reo;
La culpa ruboriza mi rostro,
Perdona a este suplicante, Dios.
Tu, que absolviste a María (Magdalena)
Y escuchaste el llanto del ladrón,
También a mí me diste esperanza.


No son dignas mis plegarias,
Más tu eres bueno y con bondad actuarás
Para que no me consuma en el fuego eterno.
Ubícame entre tu rebaño
Y sepárame de los machos cabríos,
Situándome a tu derecha.

Al confundir a los difamadores,
Arrojados a las voraces llamas,
Hazme convocar entre los benditos.
Ruego, suplicante y de rodillas,
El corazón oprimido, casi hecho cenizas,
Tomad a tu cargo mi destino.

De lágrimas será aquel día,
En que resucitará del polvo
El hombre para ser juzgado.
Que sea perdonado, Oh Dios.

Piadoso Jesús, Señor,
Concédeles descanso, Amén.

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