Latín para Principiantes
Aprender a leer y escribir latín es lo más importante para un principiante. En esta sección encontrarás las primeras lecciones básicas para ayudarte a aprender latín de la forma más eficaz y rápida posible. Si aún no has leído la introducción al latín, te recomiendo que la leas.
Empezando con lo básico
- Lección 1: El Primer Ejemplo
- Lección 2: Palabras Similares al Español
- Lección 3: Números en Latín
- Lección 4: Pronunciación Básica en Latín
- Lección 5: Fraces y Oraciones Comunes en Latín
Verbos
- Lección 6: Verbos en Latín
- Lección 7: Conjugar Verbos
- Lección 8: Verbo Sum
- Lección 9: Pretérito Imperfecto
- Lección 10: Futuro
- Lección 11: Pasado Perfecto
- Lección 12: Futuro Perfecto
- Lección 13: Negativos
Sustantivos
- Lección 14: Introducción a los Sustantivos en Latín
- Lección 15: Orden de las Palabras
- Lección 16: Primera Declinación
- Lección 17: Segunda Declinación
- Lección 18: Tercera Declinación
- Lección 19: Cuarta Declinación
- Lección 20: Quinta Declinación
Adjetivos / Adverbios
- Lección 21: Introducción a los Adjetivos en Latín
- Lección 22: Adjetivos Irregulares
- Lección 23: Adverbios
Preposiciones
- Lección 24: Las Preposiciones
¿Qué sigue?
Por ahora, lo más importante es que domines los temas básicos del latín. Si tienes dudas, no dudes en regresar y leer la lección correspondiente o conectarte a nuestro grupo de latín para hacer preguntas.
Graffitis en la antigua Roma
La próxima vez que veas a uno de esos adolescentes vestidos con calzones anchos, zapatillas deportivas y gorra, y armados con un bote de spray, toma aire y cuenta hasta diez antes de afearles su conducta. Lo creas o no, lo que esos jóvenes hacen se lleva haciendo desde hace siglos.
La expresión de estados de ánimo, reflexiones y huellas personales que vemos en los graffitis de cualquier ciudad no son un fenómeno contemporáneo. Ya en tiempos del Imperio Romano se llevaban a cabo este tipo de manifestaciones, como demuestran, entre otras, los miles de escrituras halladas en las paredes y muros de la ciudad de Pompeya.
Sí. En tiempos de los romanos ya existían individuos que dejaban su huella en las paredes y lo hacían con intenciones de lo más variopinto. Desde la de expresar su presencia en un momento y lugar determinados hasta la de contar con todo detalle actos sexuales llevados a cabo con las meretrices de la época.
Por supuesto que también los había más elaborados como en la actualidad, pero lo que no sabremos nunca es si en aquellos tiempos también existía el debate acerca de si este tipo de obras eran arte o no.
Porque en la antigua Roma también convivían lo que podemos considerar “graffitis artísticos”, con otros cuya calificación resulta bastante complicada, pero que no varían demasiado de algunas de las pintadas más groseras que podamos encontrar en cualquier barrio marginal.
Frases como las que pueden encontrarse en los graffitis de Pompeya también invitan a la reflexión acerca de lo poco que hemos cambiado en veinte siglos, y son la muestra de que la naturaleza humana sigue guiándose por pasiones como el sexo, el amor y el odio, por deseos de reconocimiento o de trascender al tiempo.
Queremos dejar huella, ser recordados. Que las futuras generaciones sepan de nuestra existencia. Cabe preguntarse, pues, si no será consustancial al ser humano la necesidad de compartir con los demás todo lo que piensa y dejar constancia de ello para la posteridad.
Así que, ya sabes. La próxima vez que te cruces con uno de esos pequeños gamberros con spray, trata de ser condescendiente. No está destrozando la estética de tu barrio. Sólo quiere que las futuras generaciones conozcan sus inquietudes y deseos.
Aunque estos se resuman en simplezas del estilo de “Aquí estuvo el Jonathan con la Vanesa”